ARCHIVO HISTÓRICO

”…la civilización que confunde a los relojes con el tiempo, también confunde a la naturaleza con las tarjetas postales. Pero la vitalidad del mundo, que se burla de cualquier clasificación y está más allá de cualquier explicación, no se queda nunca quieta. La naturaleza se realiza en movimiento, y también nosotros, sus hijos, que somos lo que somos y a la vez somos lo que hacemos para cambiar lo que somos. Como decía Paulo Freire, el educador que murió aprendiendo: Somos andando.”

Eduardo Galeano. Patas arriba: la escuela del mundo al revés

Corría el año 1969. En Nueva York durante más de tres días del mes de Agosto se reúnen cuatrocientas mil almas para vibrar en un entorno de paz y música: el Woodstock Music & Art Fair, el Festival de Woodstock.

Meses antes (porque, además, la vitalidad del mundo desconoce de fronteras), en Buenos Aires se había organizado el ciclo BeatBaires, un evento que durante cada domingo de junio convocó a bandas y público en el Teatro Coliseo.

Sería el germen del Festival Pinap de Música Beat y Pop que se realizó durante algunos sábados dela primavera de 1969 en el anfiteatro Municipal Río de la Plata. Organizado por la revista del mismo nombre, fue el primer festival masivo al aire libre, piedra fundamental que rodó generando un movimiento único: el Rock Argentino.

Pero, al mismo tiempo, el evento fue demasiado para la Revista Pinap, que aspiraba a construir un público más comercial y convencional.
Daniel Ripoll (secretario de redacción, organizador del festival y luego creador de la Revista Pelo) dice ”… me vino muy bien hacer ese festival porque me echaron de la revista Pinap por haber hecho algo ‘demasiado rockero’ para ellos. El Pinap fue el fin de la música beat, el flower power y la bella gente, que era visto como un producto de la sociedad de consumo… a partir de allí se gestó un movimiento musical y cultural que tenía códigos, una ética y una estética, que fue difundida por músicos gloriosos. Nos dimos vuelta, miramos a la generación que estaba detrás y le dijimos no… nosotros queremos ser diferentes, y lo fuimos: tomamos la calle, salimos de las cuevas en las que nos querían sumergir. Salimos al sol, como decía Billy Bond”

En febrero de 1970 nacía la Revista Pelo.

Pelo inmediatamente se convirtió en una publicación de referencia para el movimiento de Rock Argentino; un movimiento que, como la naturaleza misma, cambio lo que fuimos, lo que somos, lo que seremos. El Rock Argentino como cultura, así, no se centró en las métricas ni en las armonías simplemente. Pronto incorporó al tango y al folklore, con sus estilos y estéticas particulares; y a géneros que al mismo tiempo venían del resto del mundo. Y marcó todas las incorporaciones con su originalidad.

La presencia durante más de treinta años de la Revista Pelo comunicó, fortaleció, articuló y consolidó al movimiento desde su fundación misma, y abrió la posibilidad a la construcción de características personalísimas. Vinculó el Rock Argentino entre sí pero, además, con el resto del mundo, de las culturas, de los movimientos.
Plasmó entrevistas icónicas y legendarias a Ian Anderson, a John Lennon; pero también la propició la generación del BARock.

El Rock Argentino es un modo, un lugar, un tiempo. Y es en el cruce del tiempo, modo y lugar donde produce lo propio. Un tango cantado por Goyeneche pero acompañado por Fito Páez; una vidala interpretada por Mercedes Sosa junto a León Gieco; una zamba reelaborada por Divididos.

Concientes de la trascendencia, la necesidad de poner a disposición esa clave de lectura de nuestra historia se hizo evidente para Daniel Ripoll, el editor de la revista pero, también, para la Universidad Nacional de Quilmes. De esa conjunción nace el ARCHIVO HISTÓRICO DIGITAL DE LA REVISTA PELO.

Testigo y protagonista de más de treinta años de historia de rock en Argentina, hoy Pelo sigue andando. Ahora como revisión, como fuente, como nexo entre el pasado y el futuro, habitando el presente.

Pelo, en el acceso y disponibilidad que el ARCHIVO HISTÓRICO DIGITAL genera, rompe su propio cielo; deja de ser una postal del pasado para proponerse aún vigente y movilizadora de la cultura.

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